Lamia (en griego, Λάμια) es un personaje femenino de la mitología y el folclore grecolatinos, caracterizado como asustaniños y seductora terrible. En este último aspecto, constituye un antecedente de la vampiresa moderna. Se la concibe como un personaje individual, pero también como el nombre genérico de un tipo de monstruos (las lamias). A menudo se la asocia con figuras similares de la cultura griega (Empusa) o hebrea (Lilith). En el folclore neohelénico, vasco y búlgaro encontramos tradiciones sobre lamias, herederas de la tradición clásica.
En la mitología vasca, las lamias son genios mitológicos a menudo descritos con pies de ave, cola de pescado o garras de algún tipo de ave. Casi siempre femeninos, de una extraordinaria belleza, moran en los ríos y las fuentes, donde acostumbran a peinar sus largas cabelleras con codiciados peines de oro. Suelen ser amables y la única forma de enfurecerlas es robarles sus peines. Se cuenta también que han ayudado a los hombres en la construcción de dólmenes, cromlech y puentes.
A veces se enamoran de los mortales, pero no pueden casarse con ellos, pues no pueden pisar tierra consagrada. En ocasiones tienen hijos con ellos. En otras leyendas son mitad humanos y mitad peces. Otras dicen que no son más que la diosa Mari.
Cuenta una leyenda que una vez una mujer le robó el peine de oro a una lamia y ésta, enfurecida, trató de maldecirla, pero no lo logró, puesto que sonó la campana de la iglesia y eso la salvó.
En numerosas localidades españolas (especialmente del sureste de la Península) el mito de las lamias se adapta en la Leyenda de la Encantada.
Igualmente durante el renacimiento, se tenia creencia; de que los lugares poco frecuentados por viajeros, torres abandonadas o ruinas en medio de la nada, eran lugares propicios para las lamias. A lo largo de la historia de Europa, la lamia como tal,. Ha pasado a tener diferentes características, teniendo la lamia, renacentista o medieval, muy poco que ver con la originaria lama de los greco romanos. Así pues, según el cristianismo fue satánizando a la mujer, las lamias iban adquiriendo características propias nuevas sacadas de los temores o tabúes mas oscuros de los hombres.
Viajeros que llegaban a ruinas de casas en medio de la nada buscando un lugar donde pasar la noche. Y que en medio de la oscuridad eran atraídos por un canto dulce de mujer. Cuando el incauto era consciente de hacia donde había ido, ya era demasiado tarde, y las lamias bebían su sangre o devoraban su cuerpo.
El mito parece muy antiguo, ya que según cuenta Jesús Callejo, suevos y godos tenían pánico a las lamias. Posiblemente por que en sus orígenes folkloricos, los pueblos germánicos nunca habían escuchado esta leyenda, y al llegar a Hispania se plasmo en realidad. Un monstruo nuevo del que nunca había escuchado hablar y que vivía en los bosques de Hispania.. es normal que en esa época oscura y llena de tradiciones y temores, escuchar de una tierra donde habitaban unas criaturas terroríficas y exóticas, despertara todos los temores de los recién llegados.
En la mitología vasca, las lamias son genios mitológicos a menudo descritos con pies de ave, cola de pescado o garras de algún tipo de ave. Casi siempre femeninos, de una extraordinaria belleza, moran en los ríos y las fuentes, donde acostumbran a peinar sus largas cabelleras con codiciados peines de oro. Suelen ser amables y la única forma de enfurecerlas es robarles sus peines. Se cuenta también que han ayudado a los hombres en la construcción de dólmenes, cromlech y puentes.
A veces se enamoran de los mortales, pero no pueden casarse con ellos, pues no pueden pisar tierra consagrada. En ocasiones tienen hijos con ellos. En otras leyendas son mitad humanos y mitad peces. Otras dicen que no son más que la diosa Mari.
Cuenta una leyenda que una vez una mujer le robó el peine de oro a una lamia y ésta, enfurecida, trató de maldecirla, pero no lo logró, puesto que sonó la campana de la iglesia y eso la salvó.
En numerosas localidades españolas (especialmente del sureste de la Península) el mito de las lamias se adapta en la Leyenda de la Encantada.
Igualmente durante el renacimiento, se tenia creencia; de que los lugares poco frecuentados por viajeros, torres abandonadas o ruinas en medio de la nada, eran lugares propicios para las lamias. A lo largo de la historia de Europa, la lamia como tal,. Ha pasado a tener diferentes características, teniendo la lamia, renacentista o medieval, muy poco que ver con la originaria lama de los greco romanos. Así pues, según el cristianismo fue satánizando a la mujer, las lamias iban adquiriendo características propias nuevas sacadas de los temores o tabúes mas oscuros de los hombres.
Viajeros que llegaban a ruinas de casas en medio de la nada buscando un lugar donde pasar la noche. Y que en medio de la oscuridad eran atraídos por un canto dulce de mujer. Cuando el incauto era consciente de hacia donde había ido, ya era demasiado tarde, y las lamias bebían su sangre o devoraban su cuerpo.
El mito parece muy antiguo, ya que según cuenta Jesús Callejo, suevos y godos tenían pánico a las lamias. Posiblemente por que en sus orígenes folkloricos, los pueblos germánicos nunca habían escuchado esta leyenda, y al llegar a Hispania se plasmo en realidad. Un monstruo nuevo del que nunca había escuchado hablar y que vivía en los bosques de Hispania.. es normal que en esa época oscura y llena de tradiciones y temores, escuchar de una tierra donde habitaban unas criaturas terroríficas y exóticas, despertara todos los temores de los recién llegados.
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